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Ancelotti y Modric se marchan como iconos eternos
Fútbol
25-May-2025
Fuente: Marca
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Lo mejor que se puede decir de la despedida es que realmente estuvo a la altura del momento. Fue impecable. Dos leyendas irremplazables del Real Madrid, cada una emblemática por sus logros y su carácter, se despedían, y tanto el club como su afición estuvieron a la altura de la ocasión con un homenaje lleno de emoción, gratitud y elegancia.

El partido ya había cumplido su propósito: el doblete de Mbappé aseguró la Bota de Oro como máximo goleador de Europa. Pero en cuanto sonó el pitido final, ya no se trataba de estadísticas. Se trataba de lágrimas: lloró Modric, lloró Ancelotti, lloró Florentino, y con ellos, toda una familia del madridismo, tanto en la grada como viéndolo desde casa.

Dos historias tan extraordinarias merecían nada menos que un final perfecto. Lo que se vivió en el Santiago Bernabéu fue una demostración de cariño pura y abrumadora, algo inigualable incluso en un estadio que ha visto morir a tantas leyendas a lo largo de sus 123 años de historia. Pero Luka Modric es un hombre singular, un artista del mediocampo que lo dejó todo en el campo vestido de blanco. Y Carlo Ancelotti, siempre caballero, le dio al Real Madrid no solo trofeos, sino también dignidad, estabilidad y orgullo.

Por eso, la despedida no se trató solo de títulos. Se trató de reconocer su gracia, su grandeza y su personificación de los valores que definen al Real Madrid. Pocos han contribuido tanto al legado del club, no solo en la sala de trofeos, sino en el corazón de la afición. Desde aquella inolvidable tarde, no solo son el jugador y el entrenador más condecorados de la historia del club, sino también los más queridos.

Un agradecimiento especial a la Real Sociedad, que mostró elegancia y respeto en todo momento, y al árbitro Melero López, quien también se despidió del fútbol ese día. El abrazo de Imanol Alguacil con Ancelotti antes del inicio del partido fue un conmovedor gesto de deportividad entre dos entrenadores que se marchaban.

Sin embargo, en medio de toda la emoción, persistía una tristeza silenciosa: Lucas Vázquez merecía más. Un jugador que alcanzó los 400 partidos con el Real Madrid, un graduado de la cantera, un fiel servidor del escudo, se fue sin un homenaje oficial. Siempre modesto, siempre confiable, Lucas representa los mismos valores que Modric y Ancelotti representaron. Puede que se haya ido sin pancartas ni discursos, pero no sin dejar un legado.

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