El plan táctico de Carlo Ancelotti para la final de la Copa del Rey empezó a desmoronarse en el minuto 85, cuando Eduardo Camavinga sufrió una rotura inguinal tras una entrada con Luis Milla. El francés había descansado pensando en la final, pero la mala suerte le sobrevino poco después de su entrada.

Aunque el incidente inicialmente pareció leve, la reacción de Camavinga —cubriéndose la cara con las manos— insinuó algo más grave. Intentó permanecer en el campo, decidido a no dejar a su equipo con un hombre menos, incluso cuando Federico Valverde le instó a retirarse. Sin embargo, apenas 30 segundos después, volvió a desplomarse y se vio obligado a abandonar el campo.

Ancelotti, visiblemente frustrado, expresó su enfado con el personal médico por no retirar antes a Camavinga. La ausencia del centrocampista supone un duro golpe para la final, donde se esperaba que fuera titular como lateral izquierdo.

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