Desde aquel momento en que el público del Bernabéu saludó con pitos a Aurélien Tchouameni durante el partido contra el Celta el 16 de enero, tras la dolorosa derrota por 2-5 en la Supercopa, Tchouameni ha experimentado una transformación notable. Inicialmente situado como defensa central, pronto volvió a su posición natural en el centro del campo, donde desde entonces se ha consolidado. Ese día marcó su punto de inflexión: un momento de resiliencia en el que, en respuesta a los abucheos, se dedicó a demostrar discretamente su valía sobre el terreno de juego. Desde entonces, su rendimiento ha ido mejorando de forma constante y ahora no hay discusión sobre su papel. Tras pasar por su peor momento, Tchouameni está ahora en plena forma. Su destacada actuación contra el Rayo Vallecano, donde dominó el campo, lo demostró una vez más.

La confianza en el fútbol, aunque no lo es todo, es crucial, y la de Tchouameni está ahora en su punto más alto. Sus cualidades quedaron patentes en el partido contra el Rayo: ocho recuperaciones (sólo superadas por Lunin en el Madrid), cuatro intercepciones, dos despejes y seis duelos ganados. Estuvo agudo en defensa y listo en la anticipación. "Sin balón, es espectacular", apuntó Ancelotti. Aunque tuvo algunos pequeños fallos, los compensó con su capacidad de creación de juego. Tchouameni inició ataques con gran visión, como el pase preciso a Rodrygo que propició el remate de Vinicius al poste y su contribución clave al primer gol de Mbappé. Ganó el balón en su campo, rompió la línea de presión con un pase vertical y Kylian hizo el resto en combinación con Vini. Tchouameni fue la piedra angular de esa jugada.

Sus últimas actuaciones siguen este patrón constante. Contra el Atlético de Madrid, recuperó siete balones y realizó cuatro intercepciones. Incluso en un duro partido contra el Betis, logró cinco recuperaciones y tres despejes. Su desplazamiento en la defensa central contra la Real Sociedad fue sólido, con cinco recuperaciones y nueve despejes. Y, de nuevo, en el partido contra el Girona, volvió a mostrarse dominante como punta de lanza. Su dominio físico y su confianza desbordante lo dejan claro: Tchouameni se ha convertido en una fuerza a tener en cuenta.

Detrás de este resurgimiento está Carlo Ancelotti, que ha demostrado una y otra vez confianza en su centrocampista. Sin embargo, el técnico italiano le da todo el crédito a Tchouameni: "No he hablado con él. Aurélien tiene un carácter y una personalidad muy fuertes. Es un trabajador serio y profesional que gestiona excepcionalmente bien las críticas... las ha convertido en elogios".

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