En los despachos de Chamartín se frotan las manos con el equipo de la próxima temporada: 26 años de media y favorito a todo.
En defensa, Carvajal, Militao, Rüdiger y Davies acompañarán a Courtois. Ancelotti podrá mantener su 4-4-2 (que alterna entre el rombo y los extremos).
En el pivote habrá que tomar una decisión final: Camavinga o Tchouameni. Aunque a Carletto siempre le ha convencido el segundo, el favorito de la afición es claramente el primero. Sólo uno podrá escoltar a Kroos, al que de momento todavía parece difícil ver colgar las botas dentro de cuatro meses. El centro del campo seguiría siendo suyo la próxima temporada, con Valverde escorado hacia la derecha y Bellingham entre la izquierda y la famosa mediapunta.
El gran perjudicado sería Rodrygo, ya que Kylian jugaría en su posición formando tándem con Vinicius. Ancelotti les dará libertad, como está haciendo ahora con los brasileños. Tiene vía libre para caer a banda y bajar a recibir o permutar. Para crear. Serán referencias de un gran equipo con un banquillo espectacular: Lunin, Alaba, Tchouameni (o Camavinga), Güler, Brahim, Rodrygo y Endrick. Lo que está formando el Real Madrid es un bloque histórico digno de marcar una época. Y ellos lo saben. Aunque todo el mundo sabe también que los nombres no ganan títulos por sí solos, el engranaje dorado debe funcionar. Pero, por ahora, el huracán se acerca, y no está muy lejos.
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