En el minuto 92 del Napoli-Real Madrid, Jude Bellingham fue al suelo para frenar un ataque del conjunto italiano al borde del área blanca. Lo consiguió, y celebró su acción defensiva como si fuera un gol. Su esfuerzo fue apreciado por sus compañeros. "No se trata sólo de sus goles y asistencias, sino de cómo sale a trabajar en defensa para el equipo", dijo Toni Kroos al final del partido. En este Madrid de Ancelotti hay otra arma secreta: la fuerza del vestuario.

El ambiente en el club se siente desde el inicio de la pretemporada. Jugadores de todas las edades y niveles de experiencia iban a trabajar bien juntos. La plantilla creció gracias a que todos remaban en la misma dirección. Libre de egos.

Vinicius lo dejó muy claro durante la celebración del gol en el estadio Diego Armando Maradona. Cayó al suelo mientras el inglés posaba, actuando como un fotógrafo y tomando una fotografía con las manos. Los dos astros del Real Madrid tienen una perfecta conexión dentro y fuera del campo y ya están haciendo planes para su tiempo libre.

Lo cuentan los trabajadores de Valdebebas: "Nunca había visto un vestuario así. El buen rollo con el que llegan, las bromas, las ganas de hacer grandes cosas". El equipo está unido y eso les ayudó a levantarse tan rápido del revés en el Metropolitano. Diez victorias en once partidos.

El grupo de jóvenes estrellas del equipo es muy protagonista de este nuevo Real Madrid. La armonía de Vinicius, Camavinga, Bellingham, Rodrygo y Tchouameni trasciende fuera del campo, y también influye. Comparten su forma de entender el deporte, con una ética de trabajo duro y la máxima ambición por seguir ganando títulos.

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