Kylian Mbappé fue el protagonista de dos polémicas acciones en el reciente partido del Real Madrid contra el Espanyol. El primero se produjo cuando el gol de Vinicius Junior fue anulado por una falta sancionada a Mbappé por el árbitro Muñiz Ruiz, que sancionó al francés por un forcejeo con Pol Lozano. Ambos jugadores se agarraron, Lozano incluso rodeó con el brazo el cuello de Mbappé, pero el árbitro solo consideró punible la acción del delantero del Real Madrid.

Más tarde, Mbappé sufrió una peligrosa entrada por detrás de Carlos Romero, que no intentó tocar el balón y golpeó al francés con los tacos en la pantorrilla. A pesar de la gravedad de la falta, Romero solo recibió una tarjeta amarilla, una decisión que dejó atónito al Real Madrid. Irónicamente, Romero marcó el gol de la victoria para el Espanyol en los últimos instantes del partido.

Visiblemente frustrado, Mbappé decidió no hablar con los medios de comunicación tras el partido. Sin embargo, cuando los periodistas le preguntaron por la entrada de Romero, respondió con un gesto revelador: se puso la mano sobre la boca como si estuviera cerrando una cremallera, lo que indicaba su decisión de guardar silencio sobre el asunto. Aunque no dijo nada, su gesto fue elocuente y reflejó la indignación compartida por toda la plantilla del Real Madrid por uno de los momentos más polémicos de la temporada.

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